sábado, 2 de julio de 2016

Piriapolis




Ubicada en el departamento de Maldonado, a tan sólo una hora de automóvil desde la ciudad de Montevideo, Piriápolis fue el primer balneario de Uruguay. Esta hermosa ciudad, construida durante la belle epoque, deja ver vestigios de un auge económico nunca visto hasta entonces, que tiene al Gran Hotel Argentino como el punto máximo alcanzado.

Hoy, Piriápolis oferta una gran cantidad de hoteles y posee una activa vida nocturna durante los meses del verano, aunque también hay quienes optan por visitarla durante el otoño y la primavera, y también en invierno.

Ubicada a 60 kilómetros de Atlántida, a 130 kilómetros de La Paloma y a tan sólo 35 kilómetros de Punta del Este, la ciudad de Piriápolis tiene como eje principal la rambla de Los Argentinos y la avenida Costanera Francisco Piria, quien fue su fundador y uno de los vecinos más ilustres de la ciudad.

Sus playas se ubican a lo largo de una franja de 25 kilómetros de costa, desde los arroyos Solís hasta el hito de Punta Negra. Todas ellas, de blancas arenas y aguas limpias, reciben cada verano infinidad de turistas uruguayos, argentinos y europeos que se acercan a conocer este paraíso.

La capilla de San Antonio es uno de los atractivos que el visitante no puede dejar de conocer durante su estadía en la ciudad. Presenta una vista maravillosa y se puede llegar a ella a través de las aerosillas que suben desde el puerto o bien en vehículos por un camino que trepa hasta lo más alto del cerro y ofrece panorámicas únicas de la ciudad, imborrables de noche.

Para los amantes del deporte, Piriápolis ofrece la posibilidad de escalar el cerro más alto de Uruguay, el Pan de Azúcar, que se encuentra a 10 kilómetros del balneario y que ofrece un microclima único.

Para los amantes de la pesca deportiva, además del puerto local y sus escolleras existen puntos como Punta Fría, Punta Colorada y Punta Negra, ideales para pescar corvinas y pejerreyes, ya que son formaciones rocosas que se convierten en magníficos pesqueros cuando sube la marea.

Por todos estos atractivos, al igual que por la excelente y variada oferta gastronómica que atesora la ciudad tanto en carnes como en mariscos, Piriápolis es una de las ciudades que el visitante no puede dejar de conocer durante sus vacaciones.






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Uruguay, una mina de oro
Hay metal precioso para rato, dicen los especialistas. En Minas de Corrales, 400 mineros trabajan día y noche para sacar 2.800 kilos al año del gran tesoro que espera bajo tierra
GABRIELA VAZ
Cuando por 1936 dos mineros le enseñaron los secretos para encontrar oro en las cercanías de Minas de Corrales, Tito Pereira nunca imaginó que el preciado metal se volvería un ineludible eslabón de su propia historia. El entonces joven de 14 años aprendió a identificar el oro asentado en rocas y arroyos, a procesarlo y, con más tiempo, a distinguir las piedras y zonas "ricas" a simple vista. Y si bien Pereira se convirtió luego en un distinguido zapatero riverense, su vida quedó ligada por siempre a esa búsqueda dorada.
Hoy, con 85 años, el indiscutido ícono de la minería nacional asegura que en Uruguay hay oro para rato. Es más, sostiene que muchos podrían vivir de eso sólo saliendo a "batear" por los arroyos, y que en el país hay por lo menos una franja de 30 kilómetros con metal escondido que él sabe por dónde pasa.
Es difícil dudar de su palabra. Hasta ahora, cada compañía minera que se asentó en la zona buscó su asesoramiento. "Yo les mostraba dónde podían encontrar en la superficie. Lo que hay abajo, ya no sé", aclara.
Es que explorar tierra adentro en búsqueda de mineral no es tarea sencilla y la industria dedicada a ello invierte millones en infraestructura para tal fin.
Actualmente, en Uruguay existe una sola compañía dedicada a la explotación de oro. Se trata de Minera San Gregorio, que es parte del grupo de empresas Uruguay Mineral Exploration (UME), de capitales canadienses. Este grupo adquirió en 2003 la planta de procesamiento de Minas de Corrales. En ese entonces, las reservas auríferas de la mina San Gregorio se estaban agotando. Pero, tras un trabajo de búsqueda que insumió siete años y 14 millones de dólares, se descubrió un nuevo yacimiento a metros de la antigua mina. Así, desde octubre de 2004, el oro que Uruguay exporta al mundo sale de El Arenal, una mina a cielo abierto por la que trabajan 400 personas en forma directa, y otras 300 de manera indirecta.
FÁBRICA. Cuando alguien ingresa al predio de minera San Gregorio, a 4 kilómetros del pueblo Minas de Corrales, el panorama dista bastante de la escena que el imaginario mantiene: nada de galerías y obreros a pico y pala.
Es que hoy en día, la minería que se realiza en Uruguay no es subterránea, sino "a cielo abierto" y en lugar de cuevas no aptas para claustrofóbicos, la mina El Arenal es un pozo de 126 metros de profundidad y con una boca de unos 300 metros de ancho. Allí se trabaja 24 horas al día, extrayendo mineral que luego será procesado en la planta.
Tal como explica el ingeniero de mina Pablo Da Rosa, del pozo se saca una tonelada de mineral cada seis de "estéril", es decir, roca no útil. Y a su vez, luego de procesado, de esa tonelada de mineral se obtienen unos tres gramos de oro. Para un desentendido, la proporción desmoraliza. Pero para la minera, resulta más que rentable.
Desde el interior del pozo, impresiona más su inmensidad que el hecho de estar en el seno mismo de una mina de oro, toda una obra de ingeniería que se va ampliando cada día mediante estudiadas explosiones. "Ahora estamos en el tramo final de esta etapa, donde pensamos bajar nueve metros más y quedar en -12 metros sobre el nivel del mar. Luego llegaremos a -24, y después a -45", dice Da Rosa.
Una vez que se recolecta el material -y previo análisis de laboratorio que definen en qué áreas de la mina hay más concentración de mineral, y por ende en dónde se debe perforar y explotar- todo se lleva a la planta de procesamiento. Allí, el mineral atraviesa varias etapas químicas (reducción, lixiviación, adsorción, elección) y aunque la cadena es continua, el gerente de planta Juan Lacerda calcula que desde que ingresa el mineral bruto hasta que se convierte en oro, pasan unas 24 horas. Transcurrido ese tiempo, esta suerte de rey Midas en fábrica llega a su producto final: el lingote doré, una barra de metal de 20 kilos compuesta mitad por oro y mitad por plata, cuyo valor ronda los 180.000 dólares. Ese lingote va a refinarse a Suiza, donde se convierte en el oro puro que luego se vende en el mercado internacional.
Actualmente, la capacidad de la planta de UME está colmada: siempre tiene material para procesar y trabaja sin descanso. El presidente de la empresa, David Fowler -australiano radicado en nuestro país- sostiene que de 1,2 millones de toneladas de mineral que pasan por la planta por año, se extraen 100.000 onzas de oro (una onza equivale a 28,35 gramos). En 2006, esta producción supuso exportaciones por 56 millones de dólares.
INDUSTRIA. Es claro que la producción de oro puede volverse un negocio muy prometedor para la minería uruguaya. Además de las utilidades que se consiguen cuando un yacimiento es explotado con éxito, se necesita una enorme inversión para buscar nuevas minas. UME gasta siete millones de dólares anuales en exploración. "Es puro capital de riesgo. No sabemos si vamos a encontrar algo, pero si lo hacemos, ello traerá mucho más", razona Fowler.
El monto de las inversiones, así como la cantidad de mano de obra directa e indirecta que genera esta industria, sonaría más que suficiente para que el gobierno vuelque su atención hacia el sector, intentando captar nuevos interesados.
El Estado recibe de la empresa que tiene la concesión un canon de producción del 2% los primeros cinco años de explotación, y 3% de allí en adelante. El porcentaje no se calcula sobre el producto final, sino que se le descuentan los costos de procesamiento hasta llegar a un valor ficto. En 2006, las arcas estatales recibieron 600.000 dólares por esta razón.
"Muchos se preguntan si no es poco lo que el país percibe. Yo digo que no. Es un estándar regional. Pero por otro lado, la inversión minera tiene un riesgo muy alto. Muchos gastan en estudios que terminan en nada y también ahí deben pagar un canon. Cuando hay éxito se debe amortizar la pérdida", dice el ingeniero Luis Ferrari, al frente de la Dirección Nacional de Minería y Geología (Dinamige).
Atendiendo a una industria que parece comenzar a crecer en Uruguay, el organismo está abocado a un proceso de reformas del Código de Minería, que entre otras cosas prevé bajar costos para las empresas, pero también "justificación de inversión". "Queremos proyectos serios", afirma Ferrari.
El ingeniero entiende que esta actividad va perfectamente enrabada en el modelo de país productivo que quiere impulsar el gobierno. "Genera mucha mano de obra y una importante demanda de servicios. A su vez, Minas de Corrales es un pueblo de menos de 3.000 habitantes bastante atípico. Prácticamente no hay desocupación, dado que muchos están vinculados a la mina y el nivel de vida allí es superior a la media. Es lo que buscamos para el país productivo".
América Latina es la región del mundo donde se invierte más en exploración minera, con cerca de 450 millones de dólares. Para David Fowler, presidente de UME, Uruguay ha quedado atrás tan solo por razones históricas. "Pero tiene gran potencial para crecer. Tenemos un trabajo a largo plazo y muchas posibilidades de expandirnos".
"Muchos podrían vivir de esto"
Tito Pereira es un personaje riverense de antología que se ha ganado hasta su propia canción. Mientras recorre los objetos del pequeño museo minero que ha montado en su casa, por los parlantes se escucha el tema que el dúo Edgar&Gabriel cantan en su honor.
Él, en tanto, no se cansa de narrar las historias detrás de cada brillo dorado. "Cuando era zapatero, salía a buscar oro los sábados, con mis hijos. Con la batea, me metía en el arroyo Corrales, Santa Bárbara, Santa Ernestina. Son todos cauces con oro. Mucha gente podría vivir de esto, pero salen y dejan enseguida. Yo siempre fui muy constante", dice al tiempo que muestra las pepitas que ha elaborado artesanalmente.
No guarda joyas hechas con su propio oro, dice que prefiere venderlo. Pero en Minas de Corrales no faltan anillos, cadenitas y pulseras con su marca.
Berta Gardés fue también minera
El origen del Uruguay minero se remonta a 1850, cuando algunos garimpeiros provenientes de Brasil comenzaron a explotar algunas vetas de oro en el norte del país.
Si bien pasó un tiempo antes de que compañías europeas se asentaran para dedicarse a la extracción del preciado metal, el conocimiento acerca de minas de oro en las cercanías de Minas de Corrales atrajo a un gran número de "forasteros" que fueron cambiando la fisonomía pueblerina, tanto en Rivera como en Tacuarembó.
En medio de aquella "invasión" llegó al departamento la francesa Berta Gardés, quien aceptó un trabajo en las minas de oro de Corrales, ofrecido en el diario El Heraldo. Todavía faltaba para que quedara al cuidado de un tal Carlos Gardel.
Las cifras
56. Son los millones de dólares que dejó la exportación de oro de la mina El Arenal en 2006, de donde se extrajeron 100.000 onzas.
7 Son los millones de dólares que el grupo Uruguay Mineral Exploration invierte al año en la búsqueda de nuevos yacimientos. También tiene proyectos de exploración de níquel y diamantes.

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